jueves, 16 de diciembre de 2010

Dilbert

El humor es muy importante en la empresa. Las tiras cómicas de Dilbert son un diagnóstico y reflejo de la realidad, una crítica que mueve a la reflexión.

El humor es uno de los ingredientes que nos hacen la vida más agradable.
Dentro de él, el humor gráfico tiene muchas vertientes: desde aquéllos que apenas necesitan acompañar las imágenes con palabras para hacernos esbozar una sonrisa, como Sempé,o uno de sus más aventajados seguidores, Quino. Éste último es sobre todo conocido por su tira cómica del personaje Mafalda.

La tira TIC por excelencia es Dilbert, creada por Scott Adams. Su éxito es tal que incluso ha inspirado el llamado Principio de Dilbert, que es una variación del de Peter.

En la misma aparecen una serie de personajes alrededor del mundo del trabajo en una compañía dedicada a producir productos tecnológicos (no podemos concretar más puesto que una de las características es el caos que acompaña a dicha empresa).
Así, aparte del propio Dilbert, un ingeniero, están su colega Wally, el Jefe, Dogbert, la mascota de Dilbert y que actúa como consultor (!), etc.

Las situaciones reflejadas en Dilbert son las cotidianas en una empresa, sazonadas con un tono mordaz y absurdo pero, a la vez, fiel reflejo de la realidad.

Adams no deja títere con cabeza y abarca todos los conceptos que rigen la actividad de una empresa, empezando por la orientación al cliente:
- (Jefe): Nos tenemos que preguntar constantemente lo qué podemos hacer para tener contentos a nuestros clientes.
- (Alice): Podríamos dejar de hacer estas reuniones, echar a todos los presentes y reducir los precios de nuestros productos.
- (Jefe): Estaba pensando más bien en un eslogan...
- (Wally): ¿Qué tal: 'Despilfarramos su dinero'?

Siguiendo por la, a veces, difícil relación entre los departamentos comerciales y técnicos:
- (Dilbert): Stan, le prometiste cosas al cliente que el departamento de ingeniería no puede realizar. ¿Sabes lo que eso significa?
- (Stan): Significa que soy un gran vendedor y tú eres un mal ingeniero. Tal vez te convendría tomar clases nocturnas.
- (Dilbert, pensando): Sí, de karate.

Por supuesto las relaciones entre jefe y empleado son objeto de numerosas tiras:
- (Jefe): Alice, me cuentan que pasas tiempo con tu familia por la noche. Este tiempo lo podrías aprovechar para trabajar sin cobrar extra.
- (Alice): ¿Tiene usted familia?
- (Jefe, pensando): Hmmm... Eso explicaría la gente que hay en mi casa...

- (Jefe): Hemos rediseñado el organigrama para mostrar la Dirección en el rango más bajo. Como símbolo de cómo apoyan a nuestros empleados más importantes.
- (Dilbert): Pregunta: ¿por qué los empleados más importantes son los que menos cobran?
- (Jefe): Porque  a ellos nunca se les ocurrirían ideas como este concepto de organigrama invertido.

- (Dilbert): Aquí tiene mi hoja de horas trabajadas, rellenada en incrementos de quince minutos. Y aquí tiene mi informe de estado mensual, mi previsión de gastos, mis trabajos cumplidos, mi lista de peligros...
- (Jefe, pensando): Nunca tan poco se ha medido tanto.

- (Jefe): Aunque técnicamente soy 'El Jefe', creo que es mi trabajo proporcionarles los recursos necesarios a ustedes, los empleados.
- (Dilbert): Necesito más dinero para mi proyecto.
- (Jefe): Lo siento. Ya no queda nada.
- (Dilbert): Tal vez le pida una cita para poder hablar del tema.
- (Jefe): Tengo veinte minutos en mi agenda, pero habrá que esperar hasta el verano que viene.

Las reuniones, cómo no, dan también mucho argumento:
- (Wally, a Dilbert): Aquí tienes la tarjeta de bingo para la reunión. Si el jefe utiliza una palabra clave que aparece en tu tarjeta, la tachas. El objetivo es tachar una línea.
- (Jefe): Hoy están todos muy atentos. Veo que mi liderazgo proactivo está surtiendo efecto.
- (Wally): Bingo, señor.
 

Y también las certificaciones:
- (Jefe): Te nombro responsable de nuestro proyecto para conseguir la certificación 'ISO 9000'. No sabemos de qué se trata, pero queda muy bonito en los folletos de empresa.
- (Dilbert): Creo que certifica que seguimos procesos consistentes.
- (Jefe): Sí... Siempre mentimos en nuestros folletos.

También hay nuevas incorporaciones a las que cuidar:
- (Jefe): Matt acaba de salir de la escuela de ingenieros. Tú vas a ser su mentor. Hagas lo que hagas no le aplastes el espíritu antes del miércoles.
- (Dilbert): ¿Por qué aplazarlo tanto?
- (Jefe): Porque aposté 10 pavos a que podríamos hacer que aguante hasta el jueves.
 

Así como funciones que clarificar:
- (Dilbert): Como todos saben, me han nombrado líder del equipo.
- (Alice): ¿Decides los aumentos de sueldo?
- (Dilbert): No.
- (Alice): ¿Apruebas los gastos?
- (Dilbert): No.
- (Alice): ¿Puedes despedir a la gente?
- (Dilbert): No. Soy un líder, no un jefe.
- (Alice): Bien, vete y nosotros te seguiremos.

Finalmente, se satiriza lo absurdo que, a veces, es la tecnología:
- (Ordenador): Para configurar la aplicación, introduzca el nombre del ganador del año que viene del Oscar al mejor actor.
- (Dilbert teclea algo)
- (Ordenador): Por favor, espera.

Algunos de los dogmas de Dogbert:

  • Todos los trabajos son asignados a la persona que menos los entiende.
  • Todas las empresas necesitan una estrategia para que los empleados sepan cuál no es su trabajo.
  • Un optimista no es más que un pesimista sin experiencia laboral.
  • Todos los rumores son auténticos... sobre todo si tu jefe los desmiente.
  • Cualquier estrategia acertada parecerá ridícula cuando se lleve a cabo.
  • Lo que haces es mucho menos impresionante de lo que implica tu cargo.
  • Un experto es una persona que ha sido asignado a un trabajo para expertos. No se necesitan más cualificaciones.

Se atribuye a Guy Kawasaki la siguiente frase: 'Hay dos tipos de compañías, las que reconocen que son exactamente como la de Dilbert y las que también lo son pero aún no lo saben.'

Puede parecer que lo aquí expresado sólo serviría como desahogo para personas quemadas. Pero si bien esto es cierto, quedarse en este estadio sería simplificar las cosas.

En mi opinión las tiras de Dilbert, y otros libros de Scott Adams, sirven como diagnóstico y reflejo de una realidad que sirven para desdramatizar situaciones pero no para olvidarlas, sino corregirlas.

Además cuando uno ve que en todos los sitios cuecen habas, empieza a relajarse y a reírse de sí mismo, lo cual suele ser un signo de inteligencia.

¿Una última perla? ¡Venga!
- (Ejecutivo): Yo pronostico que no venderemos nada durante los dos primeros años, y que después despegarán repentinamente.
- (Dilbert): ¿Por qué?
- (Ejecutivo): El aumento lo añadí para que me aprobaran el proyecto. El plazo de dos años me da tiempo para que me asciendan.
- (Dilbert): ¿Y qué hay de las responsabilidades?
- (Ejecutivo): Aquí es donde entras tú en juego.